sábado, 29 de diciembre de 2012

Jugando al escondite.

Llevo 17 años buscandote, ya era hora de encontrarte, aunque tú también te has sabido esconder muy bien. Desde chiquitita me han enseñado que todos tenemos un ángel de la guarda, yo nunca lo ví, nunca creí en él, nunca note nada parecido a un ángel. Hasta que llegaste tú, tan perfecto, amoldado a mi, parecias creado aposta para mi, tan parecidos y a la vez tan diferentes. Juntos somos fuertes, dimelo a mi, soy de esas personas que por mucho que se hagan la dura, después no soy capaz de soportar nada sola, y llegaste tú, apoyandome en todo, haciendome creer solo con palabras que esto no es tan negro como parece, añadiendole un poquito de azúcar a mi vida, una dulce vida a tu lado eso es todo lo que pido. Aunque por pedir, pido amarnos eternamente.


Recuerdos del pasado.

Aun recuerdo aquel primer día, aquel primer beso, recuerdo como comenzó todo. Fue algo que estaba predestinado a pasar, lo sé, el destino pensaba que dos personas así deberían estar juntas, para ver si eran capaces de soportarse y quererse ante todo los defectos y las virtudes, era una prueba. Se querían deshacer de nosotros de la mejor manera, juntandonos. Hasta cupido se asombró de lo que logró, dos mitades perfectamente encajadas, la una con la otra, dos mitades que si se separaban, reclamaban su otra parte, dos MITADES PERFECTAS. Y así fue como todos rendieron admiración ante aquel amor tan puro. Pero también fue la envidia de muchos, pero ahí siguen el uno con el otro, las dos mitades, formando uno solo. Ellos crearon la palabra: Amor.